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La Bruja Rubia

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La bruja rubia volaba loca sobre las casitas apiñadas, sobre los gatos enamorados y sobre los atascos matutinos. La hechicera dorada reía ante el espejo cóncavo que nos hace enanitos y ante la catarata del río que nos nubla la realidad. La maga amarilla se sacaba,  de su sombrero de pico, caramelos de argumentos, conejos o consejos de nata, así como algún ratón  instruido en bibliotecas. La adivina trigueña no era sabia ni astuta, no tenía poderes ni maravillas, pero volaba libre y era la envidia de los demás.

LOS CABALLEROS LAS PREFIEREN MUDAS

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 Rubia cabellera:  estúpida cabeza. Una huérfana es siempre  la vulnerabilidad encarnada. Las curvas traducen  anhelado peligro centrífugo. Lo sensible denota cohibición, debilidad, casi ataraxia  de hombros caídos; y un escote... una V  de voluminoso vacío por llegar. Los caballeros las prefieren mudas. Abierta sonrisa preludia felación orlada de borrón  de carmín rojo. Qué decir de un tambor de nalgas al pasar... pues impide ver el todo y la nada circundantes. Y si el metro veloz  penetra en el ángulo de tus piernas desnudas, voladas de organza, entonces los caballeros preferirán,  por los siglos de los siglos, tu cartel a tu alma. Nunca apreciarán el sesudo papel que interpretas de ti misma, tampoco tu exégesis de Chèjov en la Magda de Miller, ni el compromiso político en tiempos de aquelarres prohibidos. De ti corearán  hasta el paroxismo un fútil happy birthday  anecdótico o el balbuceante pu-pu-pi-du de tu boquita de fresa. Lo...

MUJER, VIDA Y LIBERTAD

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  Lo decía Gilda cuando, desnudo en alto su brazo, no por nudo sino por elevado, engulló la hostia del siglo: "Echadle la culpa a Mame". La mujer, siempre culpable a decir de los patriarcas; el pueblo o calla o aplaude. Si tu economía se hunde y no tienes aliados, castiga a tu esposa; ella no sabrá por qué mas tomarás el control de tu pobre mundo infame. Si otros alfa te critican por infractor de derechos, de la belleza de tu hembra saca orgulloso pecho y cela su faz bajo velo negro solo para tu disfrute, ingenuo. La mujer, siempre culpable a decir de los patriarcas; el pueblo o calla o aplaude. Si sube el paro, féminas para casa; si estalla una guerra, siempre por su causa: léase Troya y Elena. Si un sutil rizo escapa de su pañuelo ceñido, esa rebeldía ondulada, pues bien lo habías advertido, devendrá en muerte de piedra por inclinar cetros al abismo o penes a su declive, el motivo es siempre el mismo. En Oriente u Occidente soplan mortales vientos, azotan casas o calles en ...

Morroño de otoño

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  El morroño de otoño que buscare matrimoño  entre verdes madroños, jamás hallare  coño pechoño o de abrotoño que lo quisiere: ni aún prometiendo retoño, o encaramado al estadoño, menos en profundo trasoño... Y ello por gazmoño,  por roño  y por ñoño. Muera así el gato carroño de un venenoso emponzoño y callen sus mil caloños por soñar fatuos encoños. Del viejo, hasta el moño: que deje paso al bisoño. *Morroño: gato "pechoño: santurrón "abrotoño: brote verde "carroño: podrido "caloño: calumnia

FAJA DE ENTROPÍA

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Colgando ociosa, al viento,  de la percha de un mercadillo o comprimiendo unas nalgas de más de mediado el siglo: la rutina utópica de la faja, ay,   imposible desatino. Es paralizar la entropía, es poner lindes color carne y aún con puntillas orlado, a un océano embravecido, al magma irrefrenable del rotundo femenino o de cualquier arquetipo. Siendo la faja escultor burlado por riada de barro llovido, o arquitecto sepultado bajo su creciente edificio, la conclusión es clara: no hay corsé, ni hay justillo que hagan sentir como el talle libre bajo la seda del vestido.

OTRO CAPÍTULO

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  Por solo una rendija de aquel sucio ventanuco, entraba la vida cada día. Que si los preparativos ajetreados de la boda de la sobrina del alcalde,  por no mentar su preñez, fruto  de quién sabe qué verga brava y no del cornudo prometido; la discutida y pingüe herencia del panadero emigrado a Cuba en los 60 y asesinado ayer al alba en el centro de día; las violentas desavenencias de los Pérez por la custodia de sus gemelos; las bombas cayendo en racimo sobre cabañas o rascacielos atónitos... Con esas delicias humanas y otras más dulces, horneadas en mantequilla o untadas en mermelada de higos, se desayunaba a gusto la Gran Espectadora, bien apoltronadas sus grasosas y expandidas carnes en la negrura absoluta del universo. Ella no cambiaba de canal, ni de chat, ni de ventana o navegador para observar deleitosa el mundo.  Ella lo había creado y lo disfrutaba observándolo en movimiento libre. Lo reía. -¡Qué graciosos! Eructó y tiró de la cisterna. Ahora una siesta y por...

Paradoja tautológica

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Un parque en septiembre, Un reloj sin ritmo, un surco seco al sol, un bigote huérfano, un tampón menopáusico, un mar deshidratado, un desierto licuado: paradoja tautológica. Una incierta amiga, un placer doliente, un caramelo agrio de sal, una roca volátil, un ratón anodonto, una mente demente, yo sin circunstancias, avatares sin sujeto.